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Foto del escritorFarmacia Panisse

¿Cómo adaptarse a las lentes progresivas?

Las gafas progresivas son un gran invento para todos. Es a partir de los 40-50 años, cuando independientemente de si se tienen además de los problemas normales de visión como miopía o astigmatismo, la presbicia empieza a aparecer, nuestra visión necesita diferentes correcciones para poder ver bien de lejos, en distancia intermedia y de cerca.

¿Y las lentes monofocales? Son perfectamente válidas, pero imagínate que estás de vacaciones, tal vez visitando una ciudad nueva. Por un lado quieres disfrutar del paisaje a lo lejos y necesitas tus gafas para la miopía, pero por otro no puedes dejar de leer el mapa turístico o seguir el mapa de las carreteras en tu teléfono móvil... En definitiva, ¡un continuo quitar y poner las gafas!

Las lentes progresivas hacen la vida 100% más fácil, ya que poseen cientos de campos de visión, cercanos, lejanos e intermedios. Y es precisamente en este punto donde se aprecia la diferencia con respecto a las antiguas bifocales: la absoluta fluidez de paso de una zona de visión a otra.


¿Estás pensando en adquirir unas nuevas progresivas, pero el cambio respecto a las monofocales te da miedo?

Efectivamente, las lentes progresivas, precisamente por lo específicas que son, pueden causar alguna dificultad de adaptación, especialmente al principio, ya que se requiere un poco de paciencia y práctica para adaptarse.

Algunas de las molestias que podría experimentar al principio son:

-Dolor de cabeza

-Vértigo

-Dificultad para bajar o subir escaleras

-Visión borrosa sobre todo en zonas marginales (aberraciones)

Estas molestias son absolutamente normales y se tarda una media de 10 a 15 días en adaptarse completamente a la funcionamiento de la lente, es decir, antes de que haya una coordinación perfecta entre los movimientos del ojo y la cabeza para utilizar este o aquel campo de la lente dependiendo de si se está mirando de cerca o de lejos.


¿Por qué es difícil en ocasiones adaptarse a las lentes progresivas?

Cuando hablamos de lentes progresivas y dificultades de adaptación, a menudo escuchamos que ciertas gafas no están hechas para esta o aquella persona.... Y de hecho, a veces hay razones técnicas que pueden influir en una óptima adaptación. Los factores a considerar son:

Prescripción: El examen de la vista juega un papel importante en la elección de unas gafas progresivas. El óptico te realizará una revisión óptica completa, y éstos y otros valores deben ser tomados con cuidado para que tus lentes progresivas sean totalmente específicas para ti.

Centrado de la lente: Esto es especialmente importante en las gafas progresivas en las que, además de la distancia interpupilar, el óptico calcula con precisión milimétrica la altura de montaje, es decir, la distancia entre la pupila y el borde inferior exterior de montura

Montura adecuada: Los gustos y preferencias personales nunca deben ser cuestionados. Sin embargo, los ópticos hacen especial hincapié en que las personas que usan gafas progresivas deben elegir monturas adecuadas a su graduación y rostro. Una lente demasiado pequeña/baja no sería cómoda, porque los diferentes campos de visión no tendrían el espacio necesario disponible.

Además de los elementos técnicos existen, por supuesto, otros factores subjetivos que pueden variar de unas personas a otras. El tiempo necesario para adaptarse a las lentes progresivas tiende a aumentar, por ejemplo, cuando el usuario tiene mucha graduación en cerca y poca en lejos, ya que el cambio de una distancia a otra se hace más “brusco”.

Lo mismo puede decirse cuando hay astigmatismo. Por último, pero no por ello menos importante, todo el mundo necesita su propio tiempo para coordinar los movimientos de cabeza y cuello de forma que las lentes progresivas puedan utilizarse de la mejor manera posible. En este caso, sólo la paciencia, la práctica y las recomendaciones visuales de los ópticos desempeñarán un papel decisivo.


¿Qué importancia tiene la calidad de la lente?

La calidad de la lente marca una gran diferencia. Piense en cuando vas a comprar un unos zapatos nuevos. Si quieres que te acompañen durante muchos kilómetros, tienes que elegirlos de un material de calidad. No es sólo una cuestión de resistencia al desgaste del tiempo, sino también una cuestión de comodidad.

Funciona de la misma manera con las lentes progresivas. Si la lente es de mala o baja calidad su diseño nunca podrá facilitar su visión y por lo tanto incluso los problemas de adaptación se incrementarán. Particularmente en este tipo de lentes, los campos de visión son a menudo estrechos y las zonas marginales o aberraciones muy grandes.

Pero, ¿cuáles son estas áreas borrosas de la lente progresiva llamadas aberraciones?

En la práctica, se trata de las áreas laterales de la lente donde la visión no puede ser nítida. Cuando el ojo enfoca estas áreas, la imagen percibida siempre será borrosa. Por razones físicas, las aberraciones no pueden ser completamente eliminadas, pero si la lente progresiva es de calidad y está hecha con la última tecnología, el campo visual será mayor y por tanto esas zonas borrosas se reducirán al mínimo.

Un aspecto importante a tener en cuenta es que no todas las lentes progresivas tienen el mismo diseño y se fabrican de la misma manera. Por el contrario, varían según las necesidades específicas de cada persona. Por eso, el óptico se toma su tiempo en la cita hasta conocer tus hábitos y tomar otros parámetros personales.

Si pasas mucho tiempo delante de su ordenador, por ejemplo, necesitarás una lente progresiva adecuada para distancias medias, o una lente con un campo visual diseñado para garantizar una visión cómoda y prolongada delante de la pantalla de un ordenador. Sólo unas gafas de oficina, llamadas gafas ocupacionales, pueden hacerte más fácil el moverse mientras trabajas en distancias cercana e intermedia.



Consejos útiles para adaptarse a las lentes progresivas

Por último, he aquí una guía rápida con los mejores consejos para la adaptación a lentes progresivas. Si usas este tipo de gafas, tendrás que dar unos pequeños pasos al principio hasta conseguir adaptarte. Después de los primeros días, se convertirá rutina y ni siquiera lo notarás.


Al conducir

Al mirar la carretera a larga distancia, mantén la cabeza en posición normal y utiliza la parte superior de la lente, es decir, la parte dedicada a la visión lejana. Si necesitas mirar el volante, los espejos o la radio, acuérdate de acompañar el movimiento de la mirada con la cabeza. Por ejemplo, para ver la velocidad del vehículo en el velocímetro, baja ligeramente la cabeza y utiliza la zona central de la lente, dedicada a la visión intermedia.


Al bajar las escaleras

Sin duda, ¡uno de los mayores peligros de utilizar gafas progresivas por primera vez es el uso de escaleras! Cuando bajas las escaleras es un movimiento casi reflejo bajar la mirada pero no la cabeza. Con las gafas progresivas es una buena práctica hacer lo contrario: bajar la barbilla mientras se mantienen los ojos quietos, para que los ojos continúen usando la parte superior del lente. De hecho, si la mirada se moviera hacia abajo, terminarías en la parte dedicada a la visión cercana, con la consiguiente pérdida de equilibrio.


Cuando lees o miras algo de cerca

Al leer un periódico o revista con gafas progresivas hay que utilizar la parte inferior de la lente, pero es diferente de otros casos, donde es importante acompañar el movimiento de los ojos con la cabeza. Aquí ocurre lo contrario, ¡porque si bajas la barbilla el ojo acabará utilizando el campo dedicado a la zona de lejos! Por lo tanto, recuerda bajar la mirada cuando leas con gafas progresivas.



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