Desde 1928 cambio repentinamente la manera que teníamos de hacer frente a las infecciones, gracias al descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming.
Durante 90 años tratamientos tuvimos tratamientos efectivos pero hoy por hoy empieza a cambiar la tendencia durante los últimos años, por el nacimiento de subespecies bacterianas bautizadas como: superbacterias.
Esto ha ocurrido principalmente por el uso indiscriminado de antibióticos, tanto para patologías que no lo precisaban como por no hacer un buen diagnostico diferencial.
Para hacernos una idea el consumo de antimicrobianos, ha aumentado un 70% a nivel global entre 2000 y 2010. Esto, sumado a la progresión y las predicciones de que podría ponerse en cabeza de causas de mortalidad, hace que todos nos tengamos que replantear como usamos, como aconsejamos o como prescribimos antibióticos.
Algunos dato más sobre la situación actual es que el 50% de las prescripciones se hacen sin unas evidencias claras y rotundas acerca de la infección que estamos tratando, esto se debe en parte a el desconocimiento o a la falta de tiempo para realizar un análisis exhaustivo del patógeno.
Las infecciones nosocomiales (contraídas en hospitales) suelen ser también más grave, debido primeramente al riesgo innato de las operaciones y de los reservorios formados de bacterias resistentes en estos lugares, ademas del débil sistema inmune de algunos pacientes, por ello es necesario extremar la precaución en estos casos.
En definitiva podemos concluir:
1. El gran abuso por parte de toda la población general, tanto por desconocimiento y automedicación sin necesidad, o por casos de mala praxis, en los que se pone en evidencia la falta de información o formación de algunos integrantes del ámbito de la salud. Esto ha propiciado la generación de nuevas resistencias y multirresistencias, por la presión evolutiva que ejercen los antibióticos sobre las bacterias.
2. La elección de un correcto antimicrobiano es clave a la hora de evitar que se produzcan resistencias, aunque no siempre es posible en la practica clínica, ya que: puede requerirse un tratamiento con urgencia y no siempre hay tiempo, o las pruebas diagnosticas son caras y no interesa. Por lo que es necesario encontrar pruebas más rápidas y económicas.
3. Bacterias como Mycobacter tuberculosis, Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa requieren especial control, tanto por la gravedad de sus infecciones que en algunos casos podrían provocar la muerte, como para evitar su diseminación, ya que muchas veces las encontramos en ambientes hospitalarios, donde se encuentran pacientes con mayor predisposición al contagio y con consecuencias más graves para la salud en muchos casos.
4. La situación es alarmante en muchos lugares del mundo, principalmente en aquellos en vías de desarrollo debido al coste de los tratamientos y la recurrencia de las infecciones al no disponer medios para controlarlas. Obliga por tanto a que se trabaje en materia de prevención, y en desarrollo de nuevos tratamientos seguros, eficaces y de calidad.
5. Grandes industrias farmacéuticas no ven el beneficio económico en desarrollar nuevos tratamientos para estas enfermedades puesto que hay otros tratamientos para otras enfermedades que son más rentables. Se necesita entonces un apoyo económico por parte de los gobiernos y diferentes instituciones para que se siga trabajando en ello.
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